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Español de Colombia

Introducción español de Colombia

Por María Bernarda Espejo


El español de Colombia es una variedad de la lengua española compuesta por un conjunto de hablas regionales con rasgos específicos de pronunciación, de entonación y de vocabulario, principalmente, que permiten su clara diferenciación frente a otras modalidades nacionales. Tiene unas características propias, producto del desarrollo interno y de influjos interidiomáticos diversos.

En el español de Colombia está presente el influjo de las lenguas amerindias desde el momento de la Conquista hasta hoy. En los primeros contactos se incorporaron voces amerindias que se extendieron por todo el contexto hispánico: canoa, chocolate, cacao, tomate, papa, etc. Según Montes, 1997, los indigenismos más extendidos y numerosos en Colombia son los quechuismos: cancha, chunche, chócolo, chacra, chamba, china, chontaduro, carpa, minga, mute, ñapa, topo, etc.

En segundo lugar están los muisquismos: alpayaca, amero, chaguala, changua, chichaguy, chingue, chipaca, chisgua, chusque, cuba, cubio, curuba, etc. En palabras de Montes, este influjo se refleja fundamentalmente en el léxico, más que en su estructura fónica o gramatical.

En cuanto al influjo africano, que ha sido bastante considerable en las zonas costeras, destacamos voces como banano, biche, guarapo, bangaño, mafafa, malanga, guineo, ñame, ñoco. Asimismo, hay presencia del influjo de lenguas europeas modernas; durante el siglo XIX hubo un notorio influjo del francés y del inglés británico, pero en la actualidad predomina la presencia del inglés de Estados Unidos, no solamente en el léxico sino en todos los niveles de la lengua. Por ejemplo: ticket >tiquete, tiquetera; hobby >jobi; cassette>casete; yellow press > prensa amarilla; to visualize > visualizar, etc.

La diversidad lingüística del español colombiano ha sido destacada por numerosos investigadores: Flórez, 1951; Montes, 1992; Roselli, 2000; HONSA (1982).

La obra más importante sobre el español de Colombia es el Atlas Lingüístico-Etnográfico de Colombia (ALEC), dirigida por Luis Flórez y publicada por el Instituto Caro y Cuervo entre 1981 y 1983. Es el único atlas general de Hispanoamérica totalmente publicado y representa el estudio más completo del habla popular colombiana. Tiene 1.523 mapas presentados en seis tomos ilustrados con dibujos y fotografías, un manual introductorio, un glosario y un índice alfabético. La investigación se llevó a cabo en 262 localidades de Colombia. Los informantes seleccionados fueron personas analfabetas o con poco grado de escolaridad, entre 40 y 60 años, y oriundos de la localidad encuestada.

El Atlas muestra en mapas la distribución geográfica de las variantes del español hablado en Colombia, por lo que permite establecer la división dialectal y ver su extensión y distribución geográficas. A partir de lo anterior, es posible establecer si las variantes se deben a la procedencia regional de los colonizadores españoles, a la influencia de las lenguas amerindias, a la presencia del sustrato africano o al influjo del medio físico y cultural. De esta obra se derivan numerosos estudios en torno al español de nuestro país.

Basado en los datos del ALEC, (Montes, 1982) hace una propuesta de clasificación dialectal del español colombiano, según la cual agrupa sus variedades de una manera precisa, relacionándolas con el español general. Así, establece dos grandes zonas para el español de Colombia: el superdialecto costero-insular y el superdialecto continental-interior. El primero se subdivide en dos dialectos: el costeño caribe y el costeño pacífico. A su vez, el caribe comprende los subdialectos cartagenero, samario, guajiro y caribe interior. Al costeño pacífico pertenecen las variedades septentrional y meridional. Esta clasificación se determina con base en la norma sintáctica del tuteo-voseo; en el costeño caribe predomina el uso del tuteo, mientras que en el costeño pacífico alternan el tuteo y el voseo.

El superdialecto continental-interior se extiende por toda la región andina. Este se divide en dos dialectos, occidental y oriental, atendiendo a la distinción /ll/- /y/. En el dialecto antioqueño-caldense no ha existido esta distinción, mientras que en los dialectos nariñense-caucano, tolimense-huilense, cundiboyacense y santandereano sí se diferencian estos fonemas. En la actualidad el fenómeno del yeísmo se ha generalizado y la articulación de /ll/ tiene poca extensión geográfica.

 

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