Gramática de la lengua de señas colombiana (Cap. II)

 

Carátula libro Apuntes de la gramática de la LSC

Apuntes para una gramática de LSC – Foto cortesía
Edición: Fernando Arciniegas

Reseña de: OVIEDO, Alejandro (2001). “Las señas tienen partes.” En: OVIEDO, Alejandro. Apuntes para una gramática de la lengua de señas colombiana. Cali: Universidad del Valle, Instituto Nacional para Sordos – INSOR.

Capítulo II: las señas tienen partes

1. Tab, dez, sig

El esquema de análisis de Stokoe para las lenguas de señas era sumamente sencillo: las señas se ejecutan con las manos, que asumen una determinada postura para ello y deben ubicarse en algún lugar del espacio o sobre el cuerpo de la persona, realizando algún tipo de movimiento. Estos tres componentes, la forma de la mano, su ubicación y el tipo de movimiento realizado eran las unidades mínimas que Stokoe encontraba en las señas. Cada seña se componía por tales unidades y el cambio de cada una de ellas traía como consecuencia que la seña cambiara. Stokoe llamó “aspectos” a cada una de las partes en que dividía las señas, y los etiquetó así: Tab: nombraba la ubicación de la seña; Sig: designaba el movimiento; y Dez: daba cuenta de la forma adoptada por la mano.
Cada aspecto recibía una lista de unidades que correspondían a los distintos lugares, las diferentes clases de movimientos y las formas de la mano que Stokoe observaba en la ASL (American Sign Language). Estas listas contenían una serie de símbolos que permitían transcribir los rasgos de cualquier seña a modo de un sistema de escritura.

2. El modelo secuencial

El procedimiento realizado por el esquema de Stokoe era, entonces, comparable al que sigue el análisis fonológico de una lengua oral. Sin embargo, S. K. Liddell, en 1984, demostró que ciertos fenómenos observados en la ASL no podían ser explicados sin una reformulación al esquema original de Stokoe, ya que la concepción de que los tres aspectos de las señas aparecían de modo simultáneo no tenía correspondencia exacta con los esquemas de análisis desarrollados para las lenguas orales. Según Liddell, este esquema planteaba que no habría en las lenguas de señas un nivel segmental, sino que se pasaría del nivel morfológico al de los rasgos directamente y, por esto, ciertos fenómenos de cambio en las señas no podían ser interpretados de manera adecuada. Para Liddell, las señas no se concebían como un “racimo” simultáneo de tres componentes, sino como una sucesión temporal de segmentos. En su primera formulación, los segmentos podían ser movimientos o detenciones ejecutados con cierta postura y orientación de la mano, la cual estaba siempre en una determinada ubicación. Igualmente, para Liddell, los parámetros de Stokoe son los rasgos simultáneos que componen cada uno de los segmentos en los que su modelo divide la articulación de las señas.

La propuesta de Liddell tuvo el mérito de ofrecer una opción teórica al problema aludido anteriormente, al mostrar que las lenguas de señas tendrían, en su nivel segmental, un arreglo de sus unidades similar al de las lenguas orales, pues sus unidades léxicas (las señas) estarían también conformadas por segmentos dispuestos secuencialmente (movimientos y detenciones), cada uno de los cuales sería un compuesto de rasgos de concurrencia simultánea (dez, tab, sig y orientación).

3. Elaboraciones posteriores del modelo secuencial. Las tres matrices del análisis segmental

En 1989 Liddell y R.E Johnson presentaron una reformulación al modelo de 1984 en la cual se incorporaba gran cantidad de detalles formales resultado de las investigaciones producidas hasta el momento. Ese nuevo sistema buscaba poder establecer para la forma subyacente de un item léxico determinado:

– Indicaciones de los procesos de cambio que sufrían las formas segmentales subyacentes de las señas al manifestarse en superficie
– Características segmentales de la morfología de las señas (los tipos de variación sufridos por varias señas debido a procesos morfológicos, como marcas de aspectos, cuantificadores, etc.)

En este esquema, entonces, la estructura de cada seña se dispone a partir de un análisis de segmentos sucesivos en el tiempo, cada uno de los cuales recibe una representación individual que discrimina tres componentes principales:
– Postura de la mano: está relacionado con la posición de sus partes móviles, su ubicación y su orientación. Estos rasgos se denominan rasgos articulatorios, y el conjunto que constituyen, matriz articulatoria, la cual incluye tres componentes, cada uno de los cuales comprende a su vez grupos de rasgos:
* Configuración manual (CM): cómo se colocan los dedos y el pulgar.
* Ubicación (UB): dónde se ubica el articulador manual.
* Orientación (OR): cómo está orientado el articulador

Actividad de la mano: establece la existencia de tres tipos de segmentos, definidos por la longitud de períodos en los cuales cambian o no rasgos de la matriz articulatoria. El tipo de segmento es especificado en la matriz segmental, que comprende el conjunto de rasgos que informan acerca de los tipos de segmento en los cuales se puede analizar la seña y de las características de la acción desarrollada en cada caso. Estos tipos de segmentos son:

* Movimiento (M): período en el cual algún aspecto de la articulación está en cambio.
* Detención (D): período en el cual ningún aspecto de la articulación cambia.
* Transición (T): segmento de menor duración que una detención, pero con rasgos equivalentes a una de ellas.

– Actividad no manual: encierra los datos sobre la actividad significativa de los articuladores de la cara (boca, cejas, ojos), los movimientos de la cabeza y el cuerpo.

Bibliografía citada y consultada:

Oviedo, Alejandro.(2001). Las señas tienen partes. Cali: Universidad del Valle, INSOR.