Gramática de la lengua de señas colombiana (Cap. I)

Carátula libro Apuntes de la gramática de la LSC

Apuntes para una gramática de LSC – Foto cortesía
Edición por: Fernando Arciniegas

Reseña de: OVIEDO, Alejandro (2001). “Sobre lingüística, lenguas de señas y este libro”. En: OVIEDO, Alejandro. Apuntes para una gramática de la lengua de señas colombiana. Cali: Universidad del Valle, Instituto Nacional para Sordos – INSOR.

Aprovechando la publicación de una reseña sobre el “Diccionario Básico de la Lengua de Señas Colombiana (DBLSC)” el Portal de Lenguas de Colombia presenta un resumen del primer capítulo del libro “Apuntes para una Gramática de la Lengua de Señas Colombiana”, obra del investigador venezolano Alejandro Oviedo. Esta obra, publicada en el año 2001, contó con el apoyo del Instituto Nacional para Sordos (INSOR) y la Escuela de Ciencias del Lenguaje de la Universidad del Valle y se constituye en la primera aproximación gramatical a la lengua de señas colombiana (LSC). La importancia de esta obra radica en que es un primer intento de sistematización de los estudios lingüísticos que se disponen sobre la LSC y por eso es un texto de obligatoria consulta para los interesados en la lingüística de la lengua de señas de nuestro país.

Capítulo I: sobre lingüística, lenguas de señas y este libro

La lingüística de las lenguas de señas es un área de trabajo muy reciente. Casi todo lo que se conoce de las lenguas de señas se ha descubierto a través de la teoría diseñada para las lenguas orales. Se sabe que las lenguas de señas son lenguas naturales porque además de cumplir funciones idénticas a las que cumplen las lenguas habladas para las personas oyentes, en muchos sentidos también presentan estructuras similares a las lenguas orales. En términos generales, la tradición de estudios en lenguas de señas ha tratado de resaltar estas semejanzas (y al tiempo de obviar las diferencias entre los dos sistemas) como un argumento para probar que las lenguas de señas son iguales a las lenguas habladas, en aras de utilizarlas en programas institucionales para la educación de los niños Sordos y, de esta manera, cambiar los esquemas pedagógicos oralistas tradicionales utilizados en casi todo el mundo. Estos esquemas, de uso en la mayoría de países de América Latina, buscan principalmente la enseñanza de la lengua oral a los niños Sordos, obviando el hecho de que ésta no puede ser adquirida naturalmente por ellos (ni en forma hablada ni escrita) y que si se desea garantizar a estos niños un desarrollo normal de su pensamiento y su lenguaje deben estar en contacto con una lengua de señas desde temprana edad.

1.Lenguas de señas, códigos señados caseros y códigos señados colectivos restringidos

Aun cuando no se han realizado estudios al respecto, se plantea la existencia de algunas variedades lingüísticas de la LSC en las principales regiones del país, si bien estas diferencias no impiden la comunicación entre sus usuarios. Para este libro, por ejemplo, se tomaron datos de la variedad utilizada por los miembros de la Asociación de Sordos del Valle (ASORVAL) de la ciudad de Cali.
No se disponen de datos concretos sobre la existencia de alguna lengua de señas sino hasta el siglo XVIII, en Francia, cuando un religioso acaudalado comenzó a utilizar las señas de los Sordos de París como base de un sistema pedagógico. Se sabe, sin embargo, que para que una lengua de señas se desarrolle se requiere que varias generaciones sucesivas de personas se reúnan de manera constante en un mismo lugar y estadísticamente esta situación solamente podría darse en ciudades con algunos centenares de miles de habitantes, las cuales, en el mundo occidental, son frecuentes solamente a partir de fines de la Edad Media. Esto lleva a pensar que las lenguas de señas de esta parte del mundo no se habrían originado antes de esa época. Igualmente, no se conocen registros sobre lo que pudo ocurrir con las personas Sordas en América antes de la llegada de los españoles.

Cuando un niño Sordo nace en un colectivo de personas oyentes no puede aprender la lengua hablada (a lo sumo aprende a identificar algunas palabras, observando los labios de quienes le hablan), por lo cual tanto esta persona como quienes lo rodean crean un sistema híbrido que combina movimientos labiales, expresividad exagerada y señas manuales de invención propia.

Este sistema no es una lengua ni en rigor tampoco es un pidgin (ver lenguas criollas), ya que no todas las personas que participan en el proceso tienen una lengua propia (en tal caso, el sordo no tiene ninguna) y en términos de Oviedo sería entonces un “código casero de señas”. Esta clase de código sólo es usado por grupos pequeños de personas, usualmente los familiares y vecinos de la persona y suele desaparecer con ella. Una situación distinta se presenta cuando se encuentran varias personas Sordas. Estas personas tampoco poseen una lengua propia, pero están rodeadas de elementos visuales significativos y a partir de ellos comienzan a formar un código de comunicación con las manos y las expresiones faciales y corporales. Este código es más complejo que el casero, puesto que está enriquecido con la acumulación progresiva de experiencias en una gran variedad de situaciones comunicativas. Un sistema como este es un “código señado restringido”. Si bien no es una lengua, pese a su complejidad, se asemeja por varias características a un pidgin. El surgimiento de una lengua de señas a partir de tales sistemas es algo que se verificaría progresivamente, a medida que varias generaciones sucesivas de niños los fueran utilizando para desarrollar su lenguaje, en un proceso equivalente, en buena medida, a la criollización de los pidgins.

2. Sobre el origen de la LSC

2.1. Un largo período antes de 1924: No parecen existir pruebas de la presencia de comunidades de Sordos entre los indígenas antes del inicio de la conquista y colonización europea. Tampoco hay información sobre el vínculo entre las lenguas de señas existentes en Europa (particularmente en España) durante la colonia y las personas Sordas que debieron vivir en Colombia durante este período. No se puede descartar, sin embargo, que hubieran existido algunos sistemas de señas en nuestro país antes del arribo de los españoles, ni que personas usuarias de lenguas de señas hubieran llegado entre quienes habitaban las colonias; tampoco se puede descartar que en las ciudades más grandes se hubieran generado códigos señados restringidos entre los habitantes Sordos que luego habrían evolucionado hacia lo que es actualmente la LSC.

2.2. Nuestra Señora de La Sabiduría: Las informaciones disponibles sugieren que en el origen de la LSC jugó un papel determinante la comunidad de niños Sordos que se formó tras la fundación, en 1924, del internado católico bogotano de Nuestra Señora de La Sabiduría. A pesar de su orientación oralista, este internado habría constituido un espacio idóneo para que un colectivo de Sordos pudiera congregarse y desarrollara el germen de una lengua de señas. Según el testimonio de una anciana de Cali, las propias religiosas conocían una lengua de señas, al parecer la lengua de señas francesa (LSF), que pudo haber influenciado también este código.

2.3. Ya a mediados del Siglo XX: Estos niños, una vez adultos, habrían formado ya una comunidad de lengua. En ese momento se habrían generado contactos entre el colectivo proveniente del internado y los adultos Sordos que vivían en las ciudades a las que se dirigieron. Sería de suponer entonces que hubo una influencia recíproca entre los sistemas de comunicación de ambos grupos, que pudo haber marcado fuertemente el desarrollo posterior de lo que es hoy la LSC. Como consecuencia de esto, ya en los años 50 se fundaron las dos primeras asociaciones de Sordos del país (1957 en Santafé de Bogotá y 1958 en Santiago de Cali), entre cuyos fundadores se encontraban varios de los ex-alumnos del internado de Nuestra Señora de La Sabiduría.

2.4. La influencia de otras lenguas: Estos dos hipotéticos sistemas habrían confluido entonces, hacia mediados del Siglo pasado en un canal común, debido a los contactos interpersonales cada vez más crecientes entre la población Sorda, tomando en cuenta el hecho de la fundación de las diversas asociaciones de Sordos del país por aquella época. Simultáneamente, estos sistemas habrían empezado a sufrir, sucesivamente, influencia de varias lenguas de señas extranjeras y del español. Se establecieron así contactos con la lengua de señas española (LSE), a través de inmigrantes o de Sordos colombianos educados en España. Igualmente, se registra también el inicio de la educación oficial oralista, lo cual supondría un incremento de la influencia del español hablado y escrito. En los veinte años siguientes se destaca la presencia de misioneros protestantes de los Estados Unidos y la formación de especialistas oyentes colombianos en ese país, hechos que suponen la influencia de la lengua de señas de este país (ASL) en las variedades que se desarrollaron en Colombia.

2.5. Lo que hoy se conoce como LSC: El modo en que todos los elementos mencionados se fundieron para formar lo que es hoy la LSC aún no ha sido estudiado. Las huellas que habría dejado cada una de estas hipotéticas raíces tendrían que ser aún rastreables en la actualidad en la lengua.

3. Origen de los estudios en lingüística de las lenguas de señas

Las teorías y métodos estructuralistas de la lingüística se aplicaron por primera vez a los sistemas lingüísticos de las personas Sordas en 1960, cuando William C. Stokoe demostró que la lengua de señas de los Sordos norteamericanos podía ser analizada en rasgos mínimos sin significado: el movimiento de la mano, su ubicación en el espacio y su postura y posición. Las lenguas de señas pueden asimismo ser descompuestas en segmentos, unidades menores sin significado que también se presentan sucesivamente en la cadena del discurso. Las señas, entonces, son de dos clases: “detenciones” y “movimientos”. Todas las señas se componen por secuencias de detenciones y movimientos, y las detenciones y los movimientos están compuestos, a su vez, por rasgos que concurren en ellos de modo simultáneo.

4. Los estudios sobre la LSC

En Colombia se han realizado ya varios estudios sobre las lenguas de señas y sobre la LSC. Las referencias más tempranas son de 1993 con los trabajos de Silvia Baquero, profesora de la Universidad Nacional de Colombia, quien publicó varios estudios que trataban aspectos teóricos sobre investigaciones recientes en lenguas de señas en todo el mundo. Este mismo año, en un manual de enseñanza escrito por H. Mejía se incluyen algunas descripciones lingüísticas de aspectos de la LSC. El término utilizado en todos estos trabajos para nombrar la lengua de señas de Colombia era “lenguaje manual colombiano”. Posteriormente, aparecen algunos otros artículos en lo que se abordan nuevamente aspectos teóricos relacionados con el estatus de las lenguas de señas y su importancia en el desarrollo de las personas Sordas.

Ya en 1996 se publica un segundo tomo del manual de enseñanza de FENASCOL consistente en un compendio de vocabulario, en el cual se asume designar la lengua de los Sordos colombianos como “Lengua de Señas Colombiana.

El mismo año, un grupo de estudiantes de fonoaudiología realizan un estudio sobre el componente de la configuración manual en señas nominales de las variedades de la LSC en 7 ciudades del país. En 1997, la profesora N. L. Gómez presentó dos trabajos sobre aspectos morfológicos (tipología verbal) y fonológicos (tipos estructurales básicos de las señas) de la variedad caleña de la LSC. Al año apareció un pequeño libro producido por el INSOR en el que se presentan algunos ensayos con generalidades acerca de la estructura e historia de la LSC. En 1999 se publicó en Alemania un artículo sobre las señas con configuración manual clasificadora que usa la LSC, parte del cual se reprodujo en la revista “El Bilingüismo de los Sordos”, algunos meses después. Todos estos textos fueron los antecedentes directos de este libro.

5. Sobre la metodología de trabajo seguida en la preparación de este libro

Las descripciones presentadas a lo largo del libro se realizaron a partir de enunciados reales de LSC emitidos por adultos Sordos de la ciudad de Cali. Todos los informantes declararon haber iniciado su contacto con la LSC en promedio a los 5 años de edad. la mayoría de los enunciados fueron extraídos de diversas grabaciones hechas entre junio de 1997 y junio de 1998 en situaciones discursivas de diversa índole. Las filmaciones fueron transcritas en su totalidad en glosa española y traducidas al español por dos personas sordas, estudiantes de lingüística e investigadoras de la LSC, quienes consultaron directamente a los informantes cuando el significado de pasajes de las filmaciones no era del todo claro.

El enfoque teórico seguido en las diferentes partes de este trabajo no es uniforme, sino bastante ecléctico. En el nivel segmental (capítulos 2 al 6) se utilizan herramientas extraídas de varios modelos descriptivos – Liddell y Johnson, Stokoe, Prillwitz – e incluso de distintas versiones de un mismo modelo. En el análisis del discurso se mezclan elementos de corte generativista con otros de carácter funcional e incluso cognitivista, ya que no se pretende alcanzar coherencia descriptiva, sino solamente claridad en las explicaciones.

6. Las transcripciones de ejemplos de la LSC

A lo largo del libro se utilizan numerosos ejemplos de la LSC para ilustrar explicaciones gramaticales. En muchas ocasiones se utilizan ilustraciones, pero la mayoría de las veces se utilizan diferentes tipos de representación escrita de las señas, lo cual se denomina transcripción. Para esto, se recurre a la glosa, consistente en asignar a cada seña una o varias palabras españolas que representen de modo aproximado el significado base de la seña. Esas palabras van acompañadas, según las necesidades de la explicación que se quiere ofrecer en cada caso, de distintos diacríticos que por su complejidad y novedad deben ser detalladamente descritos. En los capítulos iniciales se recurrirá, asimismo, a otros tipos de transcripción que intentan representar la estructura interna de las señas. Para facilitar la lectura de las transcripciones, se ofrece al final del libro un apéndice de convenciones, en el cual se presenta la abreviatura de cada convención, su significado y una referencia al sitio del libro en el cual se encuentra explicado ese significado.

7. Acerca del orden seguido en el libro

Se comienza por considerar el modo en que las señas pueden ser analizadas en sus mínimos componentes no significativos (capítulos 2 al 6). Los capítulos 6 al 10 describen las señas en su estructura interna significativa (“morfología”). Los capítulos 11 al 13 conforman una tercera parte del libro en la que se introducen nociones acerca del modo en que las señas se ordenan en el discurso para significar (“sintaxis”) y algunos principios de orden que exceden los límites de la sintaxis y que se ubican en lo que se conoce como “análisis del discurso”. Cabe señalar que es poco lo que se ha avanzado en la sintaxis y el análisis del discurso de las lenguas de señas, si se compara estos dos campos con los anteriores. Finalmente, se añade un capítulo que aborda de manera superficial el tema de las funciones lingüísticas de la iconicidad en la LSC. Este tema se desarrolla a partir de datos provenientes de los tres niveles de análisis arriba mencionados.

8. Un comentario sobre problemas terminológicos

El estudio de las lenguas de señas ha presentado muchos inconvenientes debido, en parte, a que la teoría lingüística moderna está basada en una visión puramente oral del lenguaje. Así, muchos conceptos fundamentales, y los términos que los designan, tienen sentidos etimológicos profundamente hundidos en la oralidad (Ej: lengua, lenguaje, hablar, palabra, fonema, etc.). La utilización de estos términos ha generado dos posiciones más bien políticas entre los investigadores: La primera de ellas es asumida por quienes desean presentar a la sociedad de oyentes argumentos convincentes acerca del hecho de que las comunidades de Sordos poseen sus propias culturas y que sus lenguas son naturales, para lo cual recurren a toda suerte de intentos por describir las lenguas de señas a partir de la teoría lingüística tradicional. La segunda actitud, más bien opuesta a la primera, señala que una vez superada la etapa de “convencimiento” sobre la propiedad lingüística de las lenguas de señas, hay necesidad de apoyar a los grupos culturales conformados por los Sordos, que como todo grupo que busca su definición suele partir de la acentuación de las diferencias.
Algunos autores siguen una actitud intermedia ante estos extremos, y optan por usar la terminología tradicional, pero justificando claramente esta decisión y precisando las diferencias, aún cuando Stokoe propuso algunos términos derivados del uso de la raíz griega kerós (mano): kerología por “fonología”, kerema por “fonema”, etc. Estos términos han sido adoptados por muy pocos académicos, ya que se parte del principio teórico de que las lenguas humanas son sistemas de oposiciones puras y en tanto tales, las reglas de construcción tanto de las lenguas de señas como de las lenguas orales son similares, independientemente del medio escogido por unas y otras para manifestarse. En este texto se adopta una posición intermedia entre el purismo de Stokoe y la amplitud de criterio de lingüistas posteriores. Así, para referirse a las unidades mínimas sin significado de las lenguas de señas (movimientos y detenciones) se utiliza la palabra “segmento”, si bien en ocasiones se hace referencia a la ubicación de ciertos fenómenos segmentales en el plano de la lengua o en el plano del habla. Igualmente, se utilizan términos tradicionales que no presentan el problema aludido, tales como “rasgos mínimos”, “asimilación”, “par mínimo”, “discurso”, “unidades elicitadas”, “unidades en contexto”, etc.

9. Advertencias finales

Todo lo que se afirma en este libro sobre la estructura y funcionamiento de la LSC no es más que un acercamiento a un fenómeno de inmensa complejidad. Las reglas e inventarios de unidades aquí descritos deben ser considerados como aproximaciones sin carácter definitivo. Este libro no tiene una intención ni un carácter normativos, sino meramente descriptivos. Cada uno de los niveles de análisis ha de ser aún estudiado en mucho detalle para que se pueda alcanzar una descripción de la LSC que pueda ser asumida como modelo de lo que es correcto o no en esta lengua. Igualmente, este libro no fue planificado como una gramática completa de la LSC sino se trata de una serie de apuntes acerca de algunos temas de importancia relativos al funcionamiento y naturaleza de esta lengua. El estado actual de las investigaciones sobre la lengua de señas colombiana nos obliga, entonces, a esperar aún para contar con estudios lingüísticos comprehensivos y exhaustivos acerca de esta lengua.

 

Bibliografía citada y consultada:

Oviedo, Alejandro. (2001). Sobre lingüística, lenguas de señas y este libro. Cali: Universidad del Valle, INSOR.