El pueblo rom en Colombia

Por: Liz Castro


Reseña de: Proceso Organizativo del Pueblo Rom (Gitano) de Colombia – PROROM. “El Pueblo rom en Colombia” En: Colombia Red: la red del conocimiento.

Esta publicación resume y adapta algunos de los capítulos esenciales del texto inédito “itinerario de viaje para un autodiagnóstico educativo del pueblo rom de Colombia” (2004) compilación realizada por el Proceso Organizativo del Pueblo rom (gitano) de Colombia (Prorom). Este texto busca, a lo largo de sus seis capítulos, presentar un panorama general sobre el contexto socio-cultural de la comunidad rom en nuestro país, que abarca desde una breve historia de las múltiples migraciones de este grupo humano alrededor de todo el mundo, hasta un breve resumen de los reconocimientos que tanto a nivel nacional como internacional han obtenido los rom que habitan el territorio colombiano.

El Largo Viaje del Pueblo Rom

Inicialmente, al realizar un recorrido sucinto por la historia de las migraciones del pueblo rom a través de los siglos, resalta el posible origen de este grupo en la India (Beluchistán y las llanuras del Sindi) hace aproximadamente mil años, cuando ya se daban las primeras migraciones rom hacia el norte rumbo a Europa, por razones aún no establecidas. A partir de allí, los rom se dispersaron por toda Europa y empezaron a hacer sus primeras incursiones en el continente americano, siendo a su paso víctimas de persecuciones, estigmatizaciones y rechazo constante, los cuales tuvieron su máximo auge con el holocausto nazi (entre 220.000 y 500.000 víctimas rom). En Colombia, la mayoría de los rom pertenece a familias de tres o cuatro generaciones, lo cual indica que la gran migración europea se realizó a mediados del siglo XIX. En la actualidad, la población rom en nuestro país ascendería aproximadamente a 2.500 personas ubicadas en las ciudades de Bogotá, Girón, Cúcuta, Cali, Envigado, Sampués, Santa Marta, Fusagasugá y El Espinal, con una mayor presencia rom en las tres primeras ciudades. Entre los subgrupos principales rom de nuestro país se destacan los Bolochoc, los Boyrás, los Churón, los Jhánes, los Langoseti y los Bimbay, si bien en su mayoría pertenecen al grupo de los kalderash, esto es, caldereros, cuya tradición ya casi nadie practica entre ellos.

La Lengua: expresión de la milenaria cultura rom

El romanés, lengua propia del pueblo rom, se recon0ce como un elemento de identidad vital para la cultura rom, ya que pese a los siglos y a la distancia, el mantenimiento de su lengua le ha permitido a este pueblo permanecer cohesionado social y culturalmente, y si bien todas las diversas variedades de romanés hablado alrededor del mundo, aproximadamente por unos diez a doce millones de personas, presentan en mayor o menor medida influencias de las lenguas que se encuentran en sus contextos inmediatos, es fácilmente reconocible que el romanés presenta elementos de lenguas indoeuropeas modernas de la India, especialmente el hindi, el penjabi y las lenguas del Dardistán. Sin embargo, se distingue entre palabras temáticas o pre-europeas (derivadas del persa, armenio y griego y son tratadas como palabras hindúes) y atemáticas o posteuropeas (neogriego, eslavo, húngaro, alemán o de la lengua actual de contacto, respectivamente). De acuerdo con la clasificación de Bakker/Matras, basada en la historia de la lengua, el romanés se divide en cuatro ramas: valaca, balcán, central y nórdica. Los dialectos valacos están dispersos por casi todo el mundo debido a la migración del pueblo rom durante el siglo XVIII. Dentro del valaco suele distinguirse el valaco del norte y el valaco del sur, siendo la variedad de romanés hablada en Colombia más afín a las variedades del valaco del norte (kalderash, Iovari), especialmente en el léxico y en la morfología.

Condiciones de existencia y su efecto en la tradición

Respecto a la situación socio-cultural actual de este pueblo, se señala que, en términos generales, la población rom en Colombia presenta altos índices de pobreza y necesidades básicas insatisfechas, lo cual ha incidido de forma negativa en la identidad cultural rom, presentándose transformaciones culturales que la ponen en un alto grado de vulnerabilidad. Además de que la mayoría de los oficios tradicionales desempeñados por los rom (adiestramiento y comercio de caballos, forja de metales, comercio informal, artes circenses y adivinatorias) han entrado en desuso, a excepción del comercio a pequeña escala, las dinámicas socio-culturales de la cultura occidental han incidido en aspectos como los patrones de asentamiento tradicionales (al obligar a los rom a sedentarizarse en los cascos urbanos), los patrones de movilidad (con la imposición de restricciones en los anteriores patrones nomádicos del grupo), en las formas de subsistencia y en los principios éticos que regían y cohesionaban al grupo (fomento del individualismo y el deseo de acumulación de capital en oposición a los conceptos de solidaridad y equidad reinantes anteriormente entre los rom).

Hacia una educación intercultural

La fragilidad económica actual del pueblo rom de nuestro país está relacionada en parte con su contacto mínimo con la educación occidental, ya que dentro del imaginario del rom la escolarización de los niños y jóvenes es perjudicial para la pervivencia de su identidad cultural y, especialmente restringe sus movilizaciones tradicionales. Por esto, es común observar que entre los adultos rom hay muy pocos con algún nivel de escolaridad y los niños cursan, generalmente, hasta cuarto o máximo sexto año de educación secundaria, mientras que las niñas no pasan del cuarto año de educación primaria, ya que se retiran de la escuela tan pronto los adultos perciben los primeros signos de pérdida cultural o lingüística en sus niños. Esta situación causa que haya muchos jóvenes sin oficios claros en su comunidad, ya que cuando alcanzan la edad productiva ya han perdido cuatro o más años, pues durante este tiempo el joven no ha podido ni afianzar sus raices ni cultivarse intelectualmente, lo cual lo pone en una desventaja clara frente a la vida laboral. Para las mujeres la situación se hace aún más compleja, ya que ellas pasan toda su adolescencia en el seno de su familia esperando a ser pedidas en matrimonio y mientras a los hombres les es permitido casarse con mujeres no – rom, a las mujeres se les restringe al máximo el contacto con otras culturas, por lo cual hay muchas mujeres solteras en la actualidad dentro de la comunidad.

El problema central al que se tiene que enfrentar la comunidad rom, no radica solamente en la falta de políticas que se vean reflejadas en una mejor calidad de vida a nivel socio-cultural y educativo para el grupo, sino, principalmente, en la falta de herramientas para enfrentarse a la lógica capitalista que promueve el individualismo, la competencia y deseo de acumulación material, la inequidad y el egoísmo, entre otros.

Es de resaltar la tenacidad con la cual la cultura rom ha logrado subsistir a lo largo de un peregrinaje de siglos, teniéndose que enfrentar a diversas circunstancias, sin por ello perder su esencia y autenticidad, ya que su arraigo va mucho más allá de lo material, en un suelo dado, sino que es mucho más profundo: consiste en una conciencia de los valores sociales y humanos. Esta es una enseñanza que nos sería de mucha utilidad para replantearnos hacia dónde vamos como humanidad en esta era de la globalización.