El español de Colombia

Por: Gloria Andrea Córdoba Henao


Reseña de: LIPSKI, J. (1996) “El español de Colombia” (cap. X de Español de América, Madrid: Cátedra)

En el marco de la investigación sobre las variaciones actuales del español de Colombia como consecuencia del acelerado proceso de migración que se ha venido presentando en los últimos años en el país, el proyecto Atlas Sociolingüístico del Español de Colombia (ASLEC) adelanta la tarea de recoger y analizar un corpus oral entre los hablantes de ciudad Bolívar, lugar de aplicación de la prueba piloto en Bogotá.

En su libro sobre el español de América, John Lipski recopila datos lingüísticos y dialectales de diecinueve países americanos que tienen al español como lengua oficial. Entre estos dedica un capítulo al español que se habla en Colombia. En él describe el estado del arte de los estudios dialectales y sociolingüísticos de mayor trascendencia en cuanto a las variaciones dialectales que se dan en el país. Comienza aclarando que el español de Colombia es uno de los que presentan más contrastes y contradicciones en lo dialectal, razón por la cual los dialectólogos han hecho de él uno de los más estudiados de Hispanoamérica. El Instituto Caro y Cuervo, con el Atlas lingüístico-etnográfico de Colombia (ALEC), e investigadores como José Joaquín Montes, Luis Flórez, Germán de Granda y Barbara Lafford, entre otros, han asumido esta tarea. Lipski menciona que el habla “culta” de Bogotá y otras ciudades del interior goza del prestigio de ser una de las más puras de Hispanoamérica. Dicho prestigio se debe en gran parte a los estudios realizados por el Instituto Caro y Cuervo. Otra cosa que destaca con respecto al español de Colombia es la lengua criolla afrohispánica del Palenque de San Basilio, que despierta gran interés entre los lingüistas de todo el mundo.
En la presente reseña se trata de comprobar que la recopilación de datos de Lipski aporta información valiosa para los análisis comparativos del proyecto Aslec en cuanto a los cambios geolingüísticos del español de nuestro país.
Antes de emprender la descripción dialectal del país, Lipski efectúa un recorrido histórico desde la llegada de los españoles al territorio colombiano examinando los acontecimientos sociopolíticos más trascendentales para la historia del país y su comportamiento lingüístico. Entre estos destaca la fundación de Santa Fe de Bogotá en 1538, resultado de la empresa colonizadora nacida en el Caribe; la conquista del sur de Colombia por Sebastián de Belalcázar; las explotaciones mineras en el Chocó, Antioquia y Popayán, lo que incentivó el tráfico de esclavos a esos lugares, y la declaración de la Nueva Granada como virreinato en 1718. Sostiene que estos hechos favorecieron el contacto continuo con el habla de la élite castellana y que su lejanía de los principales puertos aisló el habla de las tierras altas del país con respecto a los patrones atlántico-caribeños en desarrollo.

Entrando en lo lingüístico, Lipski asegura que no existe una clasificación universalmente aceptada de los dialectos del español de Colombia, pero que sí hay acuerdo sobre las divisiones más generales.

Flórez (1964) presenta un total de siete zonas dialectales, definidas por los principales rasgos fonéticos y por isoglosas léxicas bastante tenues: costera (Atlántica y Pacífica), Antioquia, Nariño-Cauca, Tolima, Cundinamarca-Boyacá, Santander y llanera. Sin embargo, los colombianos no distinguimos más de tres o cuatro dialectos, y la selección entre tú, vos y usted supera en importancia al léxico y su clasificación dialectal.

Por otro lado, Montes (1982) divide dialectalmente al país en dos “superzonas”: interior y costera. Esta clasificación coincide con el reconocimiento general de los colombianos de las variedades del español del país. El principal criterio para dicha clasificación es la conservación o el debilitamiento de la /s/ final, además de la pronunciación de la /n/, la /l/ y la /r/ finales. Por su lado, la costa Pacífica —que incluye al Chocó y el occidente de Colombia hasta la frontera con Ecuador— comparte los rasgos generales de la reducción consonántica pero presenta peculiaridades en cuanto a la forma de la segunda persona y cuenta con un léxico sustancialmente diferente. Lipski anota que las tierras altas del centro, que se extienden desde la frontera con Venezuela hasta el Valle del Cauca, constituyen una importante zona, caracterizada la conservación de aspectos fonológicos y de un léxico de origen predominantemente español.

El de Nariño, al extremo suroccidental, presenta características diferentes a las del español del resto del país, debido al sustrato quechua que prevalece en el sur de Colombia. Pese a las diferencias sustanciales que existen entre las variedades del español colombiano, los oídos poco entrenados solo perciben la que hay entre el español de la costa y el “cachaco”, siendo el español de Bogotá el “modelo” que tratan de seguir por el resto de los colombianos.

Esta afirmación de Lipski, surgida como conclusión de los estudios dialectológicos del país, es importante rectificarla apuntando que en la actualidad dicha creencia se ha desdibujado al reconocer que buena parte de ese imaginario y de esa actitud lingüística se explica por la estrecha relación que hubo antaño entre el poder político y los estudiosos de la lengua —que en muchos casos, como en el de Miguel Antonio Caro, pertenecían a la clase dirigente—.

Influencias lingüísticas extrahispánicas

Una de las mayores influencias surge a partir de la consolidación de Cartagena como uno de los principales puertos para la importación de esclavos al continente. La población africana de Cartagena alcanzó el 75% del total y, aunque descendió a menos del 50%, sigue siendo una poderosa fuerza lingüística y cultural. Prueba de ello es la riqueza lingüística del criollo de Palenque, que es de base léxica española.
Por otro lado, la influencia léxica y fonológica de la diversidad etnolingüística del país, a que contribuyen las lenguas indígenas a través de grandes comunidades guajiras, amazónicas, quechuas, chibchas y chocoanas —las cuales conservan por encima del español sus lenguas y variedades propias—, se refleja nítidamente en el español de Colombia.
Se puede concluir, entonces, que la contradicción y el contraste de que habla Lipski al iniciar el capítulo sobre el español de Colombia se deben no solo a la historia y a los procesos de colonización que ha atravesado el país sino también a la influencia de su diversidad etnolingüística y a la adopción forzosa de otros pueblos.
A continuación se reseñan las clasificaciones dialectológicas que describe el autor y que son de gran importancia para los análisis contrastivos del proyecto ASLEC, como ya lo habíamos apuntado.

Aspectos lingüísticos del español de Colombia

Características fonológicas

En este apartado, Lipski retoma investigaciones como el Atlas lingüístico-etnográfico de Colombia (1985), algunos estudios de Flórez (1951, 1957, 1964) y, por supuesto, las descripciones de Rufino José Cuervo del español de Bogotá (1885), entre otras, que le sirven de base para presentar las características fonológicas del español.

Tierras altas del interior

1. Conservación de la /s/ a final de sílaba y de palabra como /s/ sibilante.
2. Aspiración de la /s/ en posición inicial de palabra e intervocálica.
3. Aspiración de la /s/ prevocálica. Reducción de la /s/, más generalmente al inicio de sílaba que en posición final (solo se registra en las tierras centrales).
4. Debilitamiento de la /x/ fricativa posterior en la zona central, rara vez con más fuerza que una aspiración como /h/.
5. Alveolarización de la /n/ al final de palabra.
6. Pronunciación africada de /tr/, principalmente en la zona de Nariño.
7. Variación de / ʎ/, con pérdida total en la mayoría del país y con algunos antecedentes de conservación en Bogotá.
8. Debilitamiento de las obstruyentes sonoras intervocálicas /g/, muy frecuente en la zona central.
9. Pérdida de /b/ y /d/ intervocálicas.
10. Aspiración de las oclusivas sordas, en algunas ocasiones para enfatizar y en otras de forma inconsciente.

Costa Pacífica

1. Aspiración de la /s/ al final de sílaba y de palabra.
2. Velarización de la /n/ a final de palabra; en algunos casos se puede dar labialización /m/.
3. Especialmente en el Chocó, la /d/ intervocálica se pronuncia como /r/.
4. Pronunciación africada de la aproximante fuerte /y/, sin desaparición en contexto intervocálico.
5. Reducción de las líquidas al final de sílaba, con algunas pronunciaciones que responden a una aproximante indistinta no lateral.
6. Glotalización de la /s/ final prevocálica; en ocasiones termina afectada la /k/ intervocálica (ejemplo: “bocadillo”).

 

Amazonia

En esta zona no hay unificación lingüística. Esto se debe a la diversidad de regiones de origen de los hispanohablantes que la habitan; por otro lado, la mayoría de la población indígena habla español, al menos como segunda lengua, lo que hace que sus características fonológicas sean las de una amalgama entre las lenguas indígenas y el español.
1. Frecuente realización de la /s/ al final de sílaba y de palabra como /s/ sibilante; en ocasiones desaparece.
2. Velarización de la /n/ al final de palabra, rasgo que se comparte con algunas tierras altas del Perú.
3. Oclusión de las obstruyentes sonoras intervocálicas, con una tendencia más alta en la población indígena.
4. / λ/ no aparece como fonema e /y/ se realiza como fricativa débil.

Características morfológicas

1.Se registra como la característica más notable del español de Colombia la variación de los pronombres familiares y la correspondiente morfología verbal: usted, vos, tú.
2. Uso del pronombre sumercé (= “su merced”), muy frecuente en la región andina oriental.
3. Preferencia por formar el diminutivo a partir del morfema -ico, sobre todo tras adjetivos o nombres cuya consonante final es /d/ o /t/ (ejemplo: “momentico).
4. En Nariño, por la influencia del quechua, los sufijos diminutivos pueden adjuntarse a pronombres clíticos, sobre todo en construcciones con imperativo (ejemplo: “bájemelito”).
5. Utilización del futuro en vez de imperativo/subjuntivo en construcciones yusivas (ejemplo: “ayudarasle a tu hermano”).

Características sintácticas

1.Uso frecuente del ser intensivo. Este rasgo se comparte con Ecuador, Venezuela y Panamá.
2. Uso frecuente de sujetos pronominales de infinitivo antepuestos.
3. Perífrasis verbal con gerundio (ejemplo: “Deles pasando el cafecito”). Propias del sur de Colombia por el influjo quechua.
4. Combinaciones venir + gerundio: “Vine corriendo” (propias del sur de Colombia por el influjo quechua).
5. Reduplicación del objeto directo mediante un clítico: “lo veo el caballo” (muy frecuente en el sur de Colombia, pero no tanto como en países andinos situados más al sur).
6. Doble negación sin pausa o quiebre de la entonación antes del segundo no. Propio de las costas pacíficas o de zonas con hablantes afroamericanos rurales: “No hablo inglés no”.
7. Alternancia de dos lenguas, muy frecuente en la zona amazónica (ejemplo: “Cuando él mira nosotro, eyos juega”).

La descripción del estado del arte que proporciona Lipski sobre los estudios dialectales del español de Colombia y la clasificación que resulta de ella ofrecen un panorama de los rasgos lingüísticos más notorios del país que permite alimentar el análisis contrastivo que se viene adelantando en el marco del proyecto ASLEC.