Conclusiones del seminario sobre clasificación de lenguas indígenas de Colombia

Por: Liz Castro


Reseña de: LANDABURU, Jon (1993). “Conclusiones del seminario sobre clasificación de lenguas indígenas de Colombia”. En: RODRÍGUEZ DE MONTES, María Luisa. Estado Actual de la Clasificación de las Lenguas Indígenas de Colombia. Instituto Caro y Cuervo. Bogotá. Imprenta Patriótica. Pgs 313 -325.

Continuando con la presentación de los artículos que forman parte de las memorias del Seminario-Taller: estado actual de la clasificación de las lenguas indígenas de Colombia, presentamos un artículo del lingüista Jon Landaburu donde se plantean las conclusiones de esta serie de conferencias. En este artículo se abordan, pues, los aspectos más relevantes de las diferentes exposiciones acerca del estado actual sobre los estudios en las distintas familias lingüísticas colombianas y, además, se plantean distintas perspectivas de investigación dentro del campo de la lingüística aborigen de nuestro país.

En este texto se recogen los principales planteamientos hechos a lo largo de las conferencias dentro del marco del seminario en cuanto a metodología de trabajo y teorización acerca de las familias lingüísticas allí abordadas. Igualmente se hace un recuento de la situación respecto a la clasificación de las lenguas colombianas señalando prioridades de investigación. A lo largo de este seminario se realizo en cierta medida, una evaluación de los trabajos pioneros en el campo de la lingüística aborigen colombiana, quedando claro que en nuestro país, muchos de los estudios se basan en ocasiones en los registros antiguos de cronistas y viajeros, dándose por sentado la existencia de lenguas y dialectos solamente mencionados en la literatura. A raíz de esto, surge la importante conclusión de la necesidad no de la realización de grandes clasificaciones, en el establecimiento de los llamados troncos, fila, macrofila, sino en la construcción de agrupaciones de tamaño reducido, elaboradas a partir de la aplicación del método comparativo sobre bases documentales rigurosas.

Cabe rescatar que las ponencias de los profesores Bernardo Pottier y Marie Ritchie Key estuvieron un poco alejadas de esta línea, al abordar temas metodológicos más generales, como lo son la presencia de categorías semántico-sintácticas similares en lenguas muy alejadas (español, vasco, quechua, guaraní, guahibo, etc.), y la sistematización en una especie de tabla regional los cambios frecuentes o las correspondencias tanto fonéticas como semánticas encontradas en las lenguas suramericanas. El profesor Pottier rescataba que la semejanza tipológica gramatical no es garantía de relación genética, ya que estas semejanzas podrían ser producto tanto del contacto prolongado como un resultado de estrategias semióticas coincidencialmente semejantes.

Si bien en ninguna de las exposiciones se reivindicó la glotocronología como método para las separaciones entre lenguas, se retomó la léxico-estadística de Swadesh como criterio de filiación genética, en un método que toma las listas de cognados para comparar el grado de acercamiento relativo entre las lenguas, permitiendo una aproximación menos impresionista a esta problemática. Igualmente, se señaló la importancia de desarrollar estudios areales apoyados en criterios tipológicos, ya que si bien la semejanza tipológica no es ninguna garantía de relación genética, en ámbitos histórico-geográficos determinados esto puede atestiguar o bien un origen común no muy remoto o bien un contacto prolongado. Por ejemplo, Alfredo Torero rescata el aporte de la tipología a la clasificación de lenguas al retrotraer el esquema: “en un mismo continuo lingüístico, en la zona central, muchas variaciones; en la periferia, menos innovaciones y mayor sometimiento a influencias locales”.

Efectivamente, la determinación de áreas tipológicas puede ayudar a identificar las fuerzas estructurales que actúan dentro de lenguas de la misma familia en contraposición con fuerzas “exógenas”. Un ejemplo de esto lo presentó el profesor Esteban Mosonyi en su análisis de la familia arawak, al enfocarse en la variación de esquemas sintácticos, lo cual puede ayudar a plantear esquemas de difusión.

Las descripciones de las lenguas colombianas, entonces, nos permiten cada vez más observar distintas áreas de lenguas (tonales, tono-acentuales, con armonía nasal, con geminación consonántica, con subsistemas de sibilantes con retroflexión, etc.), y cabe recordar, igualmente, que para el método comparativo es sumamente importante disponer de datos sobre mecanismo no productivos, formas fosilizadas, paradigmas verbales irregulares, sufijos de derivación nominal, etc., ya que encierran más posibilidades de atestiguar estados antiguos de lengua y, por lo tanto, de hacer comparaciones que muchas veces son omitidas en un trabajo descriptivo sincrónico.

Igualmente, como lo señaló el profesor Constela, es importante disponer de una identificación y segmentación correcta de los morfemas lexicales y gramaticales y sus usos, ya que sólo así se podrán reconocer, por ejemplo, antiguas marcas de caso detrás de sufijos derivacionales o antiguos sustantivos detrás de las marcas casuales. En términos generales, el seminario aportó datos clasificatorios sobre las familias lingüísticas chibcha, arawak, guahibo, tucano y chocó. La ponencia del doctor Torero, más que proporcionar datos sobre las lenguas de la familia quechua habladas en Colombia tiene un valor ilustrativo sobre la necesidad de combinar el uso de fuentes históricas y etnográficas para establecer esquemas de difusión. A continuación, se presentarán algunas conclusiones sobre cada una de las familias lingüísticas abordadas:

Familia lingüística chibcha

En esta exposición, se rechaza la idea de agrupación “macro-chibcha” a la vez que se propone la consolidación de lo que Constela denomina “microfilo paya-chibcha”, entidad conformada por la propia familia chibcha más cuatro lenguas coordinadas (paya, térraba, barí y chimila); sin embargo, no parecen suficientes las razones para aceptar la inclusión del chimila y menos aún del barí en este agrupación, por lo cual es mejor plantear que en este tema se está todavía en el terreno de las relaciones “por establecer” y no “probadas”. De acuerdo con esto, en la familia chibcha, entonces, estarían cinco subgrupos y cinco lenguas. La rama cundiboyacense con el muisca y el duit, la lengua tunebo, la rama arhuaca con las cuatro lenguas de la Sierra Nevada de Santa Marta (ika, kogui, damana y kankuamo), el cuna, la rama dorasque-chángena, la rama guaimí-bocotá, el boruca, la rama viceíta con el bribri y el cabecár, el guatuso y el rama. Con todo, se vuelve al núcleo primero de la familia tal como lo constituyera Max Uhle en 1888.

De aceptarse la propuesta de C0nstela como marco de trabajo sería necesario realizar ciertas tareas urgentes para consolidar estas hipótesis: a). realizar estudios de comparación gramatical entre las tres lenguas vivas de la Sierra Nevada de Santa Marta, b). realizar una exhaustiva descripción estructural del tunebo o, más bien, de las diversas lenguas que se esconden bajo esta designación, c). avanzar en la descripción del chimila y del barí, d). sistematizar los datos coloniales en cuanto a lexemas, flexión y derivación del muisca. Finalmente, a lo largo de la conferencia, se niegan las conclusiones del artículo de 1910 de Beuchat y Rivet, en el cual pensaron haber establecido “afinidades” genéticas entre la familia chibcha hasta entonces aceptada y las lenguas páez, guambiano, awa, capaya y colorado, planteando la cuestión de hasta dónde se puede conservar algo como el “macro chibcha”.

Familia lingüística arawak

A partir de las ponencias de Esteban Mosonyi y David Payne se evidencia el gran avance en el conocimiento de esta área lingüística. En primer lugar, desde hace casi un siglo no hay dudas acerca de la presencia de lenguas arawak en nuestro país, distribuidas en cuatro zonas hoy reconocidas unánimemente: la península de la Guajira, los Llanos Orientales, el área comprendida entre el Orinoco y eje Vaupés-río Negro y, por último, el medio Caquetá. Todavía se carece de información crucial sobre la lengua cabiyarí. En segundo lugar, se está avanzando claramente en el terreno comparatista, ya que debido a la dispersión más reciente o a una especial estabilidad de elementos nucleares, se evidencia entre las lenguas de esta familia toda una serie de cognados léxicos y gramaticales que van dando paso paulatino a una gramática comparada.

Las marcas estructurales (n- y p-) así como otras unidades gramaticales como el prefijo privativo, el atributivo, los sufijos de género o el absolutivo, dan fe de la consistencia de esta agrupación. Es de anotar que todas las lenguas arawak colombianas integrarían el mismo grupo maipure, con una diferenciación interna que separaría al guajiro de las otras. Igualmente, el simposio permitió aclarar la confusión generada por el apelativo “baniva”. De acuerdo con el profesor Mosonyi, existiría entonces una lengua baniva hablada en Guainía y el río Negro, cuya presencia en Colombia no se encuentra aún atestiguada, y un baniva hablado en el Isana y en general en la parte oriental del Vaupés, cercanamente emparentado al curripaco y al piapoco.

Familia lingüística guahibo

El profesor Francisco Queixalós un balance preciso acerca de la identidad de las distintas lenguas y dialectos de esta familia. De acuerdo con él, se tendría inicialmente un núcleo central de variedades escalonadas conocido como “guahibo medio”, cuyos extremos serían las lenguas sikuani y cuiba. Del lado cuiba estarían entonces dialectos como el maibén, el siripu, el chiricoa y más cercanos al sikuani estarían dialectos como el jamorúa, el sikuani y el vichadeño. Ya separados de este núcleo central estarían el jitnu y aún más el guayabero. Estas identificaciones, permitirían eventualmente adentrarse en trabajos comparativos y de reconstrucción, ya que esta familia es, en términos generales, bastante homogénea, con un altísimo porcentaje de cognados y unas estructuras casi idénticas tanto en lo fonológico como en lo gramatical.

Familia lingüística tucano

En esta familia, los últimos 30 años de investigación se han dedicado a la identificación y descripción de las lenguas dentro de unos límites preestablecidos desde las primeras décadas del siglo pasado. La familia tucano,cuenta entonces con dos ramas bien diferenciadas, a saber, la occidental y la oriental, siendo el conocimiento de esta última rama de sumo interés para la lingüística aborigen en los últimos años. La profesora Elsa-Gómez-Imbert señaló en su ponencia que el estudio comparativo en este grupo de lenguas está empezando a ser fructífero y uno de sus puntos más álgidos es su estructuración interna, ya que los investigadores del Instituto Lingüístico de Verano separan al cubeo de las demás lenguas tucano-orientales, mientras que otros investigadores no. Cabe resaltar la importancia de la dimensión sociológica de las relaciones de alianza y parentesco al interior de este grupo de lenguas, ya que el marcado multilingüismo, algunas veces intensificado por los mismos hablantes, dificulta una aplicación sencilla del método comparativo.

Familia lingüística chocó

Como para las dos familias anteriores, el progreso importante en los conocimientos de estas lenguas ha consistido más en identificar y describir variedades internas que en establecer relaciones genéticas con otras lenguas. Dejando de lado las hipótesis de Paul Rivet y Greenberg, hay acuerdo en que las lenguas de esta familia (embera y waunana) están relativamente poco diferenciadas internamentem presentando la lengua embera un amplio continuo de variedades dialectales.
Para finalizar, se dan algunos datos breves sobre el estado actual del conocimiento de las otras familias lingüísticas presentes en el territorio colombiano.

Familia lingüística caribe

En Colombia, pertenecientes a esta familia encontramos solamente las lenguas carijona del Caquetá y yuko de la Sierra del Perijá. Del carijona sólo quedan unos pocos hablantes en Miraflores y en otros pocos puntos del Amazonas como La Pedrera, Puerto Nare o Araracuara. Quedó claro que los términos hianakoto, umaua, guaque y carijona, que han sido identificados en ocasiones como lenguas, corresponderían a nombres de clanes o a sobrenombres. El profesor Camilo Robayo ha aportado algunos estudios fonológicos y morfológicos básicos sobre esta lengua. Por su parte, los yuko o yukpa se encuentran ubicados en la Serranía de Perijá-Motilones, extendiéndose también por Venezuela. Hasta donde llegan los documentos revisados, la descripción de las variedades colombianas de estas lenguas está prácticamente por realizarse.

Familia lingüística sáliba-piaroa

Acerca de esta familia, cabe resaltar la necesidad de avanzar en los estudios sobre las variedades colombianas del sáliba y el piaroa, especialmente del segundo. Aunque parezcan bastante alejadas de sí, la inspección de listas de estas lenguas revela un buen número de cognados cuyo estatuto está por confirmarse.

Familia lingüística macú-puinave

En términos generales, todas las lenguas pertenecientes a esta familia carecen de estudios básicos recientes. [1]

 

Familia lingüística bora

Esta familia está compuesta por el bora, el miraña y el muinane de las sabanas del Cahuinarí, siendo este último bastante cercano al bora tanto lexicalmente como en su morfología gramatical. Todas estas lenguas requieren mayor trabajo descriptivo.

 

Familia lingüística uitoto

Cuenta con las lenguas uitoto y ocaina [2], las cuales se encuentran bastante alejadas, si bien es posible reconocer un buen número de cognados. La lengua uitoto en sí misma cuenta con variedades dialectales reconocidas (bué, m+ka, m+n+ka y n+pode), la cuales, al igual que el ocaina mismo, requieren estudios a profundidad. Hasta el momento, no se ha podido ampliar esta familia ni interconectarla con otras familias con base en criterios lingüísticos definitorios, si bien estuvo mucho tiempo ligada a la familia bora.

 

Bibliografía citada y consultada:

Landaburu, Jon (1993). “Conclusiones del seminario sobre clasificación de lenguas indígenas de Colombia”. En: RODRÍGUEZ DE MONTES, María Luisa. Estado Actual de la Clasificación de las Lenguas Indígenas de Colombia. Instituto Caro y Cuervo. Bogotá. Imprenta Patriótica. Pgs 313 -325.

 


[1] En la actualidad, las lenguas nukak y yuhup cuentan con estudios a profundidad realizados por reconocidos investigadores (Dany Mahecha, Gabriel Cabrera y Carlos Franky para el nukak y Ana María Ospina para el yuhup) – Nota del autor
[2] En épocas recientes, se ha venido dando un proceso de revitalización lingüística de la lengua nonuya, la cual se consideraba anteriormente extinta – Nota del autor