Colombia está entre los “puntos calientes” lingüísticos del mundo por tener un nivel severo de amenaza en sus lenguas indígenas
Publicado: 28 noviembre, 2023
- Actualizado: 28 noviembre, 2023
- Por: Yaty Andrea Urquijo Ortiz
Por : Carlos Jaramillo
Según una investigación de la National Geographic, realizada por K. David Harrison, Ph.D. y presentada en el Instituto Caro y Cuervo en un encuentro con académicos y representantes de las comunidades indígenas colombianas.
En junio pasado, el Instituto Caro y Cuervo contó con la visita de Marjorie Hunt, folklorista y curadora del Smithsonian Institution de Washington, y de K. David Harrison, lingüista, profesor de Swarthmore College, y colaborador con la National Geographic. Ambos expertos sostuvieron reuniones con académicos de las universidades Nacional y Los Andes, con miembros de instituciones no gubernamentales que trabajan con los grupos indígenas colombianos, y con representantes de las comunidades wayuu, inga, arhuaco y uitoto, a instancias del Instituto Caro y Cuervo, que los convocó para analizar la situación de las lenguas nativas colombianas.
Harrison es el creador de un modelo de “puntos calientes” de lenguas (language hotspots) que busca determinar algunas de las zonas lingüísticas más diversas y complejas en el mundo. Los resultados de su investigación pueden verse en un mapa de riesgo, donde Harrison ubica a Colombia entre las diez áreas con lenguas nativas más amenazadas (http://travel.nationalgeographic.com/travel/enduring-voices). Colombia comparte el nivel de “peligro severo” en el modelo de Harrison con el norte de Australia, el noroeste de los Estados Unidos y Siberia central y occidental.
Harrison explicó que para catalogar a una región como “Punto Caliente” se tienen en cuenta la cantidad y diversidad de comunidades indígenas, la alta concentración de familias lingüísticas, y los bajos niveles de estudio y documentación científica de las lenguas. Según su modelo, en el mundo hay 24 “Puntos Calientes” lingüísticos y Colombia es uno de ellos. Harrison, quien viaja por el mundo para entrevistar a los últimos hablantes de las lenguas nativas en peligro de desaparecer, agregó que Colombia es un lugar importante para intervenir e invertir recursos económicos para la protección de las lenguas.
Activistas de todo el mundo trabajan de forma comprometida para salvaguardar las lenguas nativas. Muchos de ellos son personas de las comunidades mismas, que entienden las profundas relaciones que existen entre lengua, cultura e identidad. Por ejemplo, Pastora Chasoy Agreda, miembro de la comunidad Inga que vive en Bogotá, señaló que su comunidad ha trabajado en diversas estrategias de pervivencia para su lengua, incluyendo “la implementación de escuelas artísticas que, a través de la música y la danza, puedan enamorar a los niños y a los jóvenes ingas de su cultura y de su lengua”. Así mismo, Bunkua Navingumo Izquierdo, Arhuaco, señaló que en su comunidad el tejido de mochilas es una muestra de la pervivencia de su “pensamiento, su cosmovisión, y su cultura”. La mochila arhuaca contiene diversos símbolos que hacen parte de la forma de pensar y de comunicarse de la comunidad. Esto es una señal de los fuertes vínculos que existen entre pensamiento, trabajo, lengua e identidad en esta cultura.
Los diferentes grupos indígenas colombianos, reciben el apoyo de personas externas (miembros de entidades estatales, ONGs e investigadores académicos) que buscan apoyar y proteger las lenguas minoritarias. Aun así, en los últimos cuarenta años, la situación en Colombia ha mostrado un declive: se ha pasado de 83 a 64 lenguas indígenas en el territorio nacional.
Harrison señala que la situación actual ofrece salidas a las problemáticas que sufren las lenguas en peligro. Por ejemplo, dice que “la globalización y la tecnología pueden ser una oportunidad y no una amenaza” para preservar las lenguas nativas. Con equipos técnicos como grabadoras y filmadoras él, junto con un grupo de colaboradores, ha podido elaborar videos, cursos, y diccionarios hablados que, con una participación directa de las comunidades indígenas, son publicados en internet (http://talkingdictionary.swarthmore.edu/).
Al respecto, dice que esto se ha logrado gracias a que los medios de comunicación ofrecen oportunidades de informar y divulgar materiales sobre la situación de las comunidades indígenas, de las amenazas a sus culturas, y de las actividades que realizan para preservar sus lenguas. Además, estos medios permiten que los hablantes, los verdaderos expertos en sus respectivas lenguas, participen directamente en la creación de estas herramientas.
En algunos países como Australia y Bolivia se realizan esfuerzos importantes desde el gobierno por ayudar a las comunidades indígenas. En Colombia, la participación gubernamental en estos temas se ha incrementado, especialmente a partir de la constitución de 1991. Sin embargo, Harrison admira especialmente el tipo de activismo cultural que surge desde las comunidades mismas, a través de movimientos y organizaciones indígenas dinámicas que trabajan con los académicos para preservar su lengua y su tradición. Comenta, además, que el problema no puede reducirse únicamente al tema económico. El caso de Irlanda es significativo ya que allí se han invertido millones de dólares y la situación sigue en declive. Es muy importante que haya voluntad y participación de las comunidades mismas y de sus integrantes para que una lengua no se extinga.
Los investigadores aseguraron que la lengua hace parte del patrimonio inmaterial de la humanidad, un tipo de patrimonio muy especial que, cuando deja de cambiar, realmente está muerto. Como un ejemplo de la vitalidad de ciertas lenguas latinoamericanas, Harrison se refirió a un video filmado por él mismo en Chile, en el cual unos jóvenes cantan una canción de hip-hop en una mezcla de español y hulliche, lengua en peligro de desaparecer pero que está siendo retomada por los jóvenes como parte de su expresión cultural (http://wn.com/Huilliche_hip-hop_song_1).
Por último Harrison y Hunt señalaron que, luego de su experiencia en Colombia, consideran que el Instituto Caro y Cuervo, por sus años de investigación y su capacidad de convocatoria con diferentes miembros de las comunidades, podría convertirse en un verdadero centro académico y cultural para el desarrollo de estudios, investigaciones, y actividades de apoyo en torno a las lenguas indígenas colombianas.
Fotos:
La directora del Instituto Caro y Cuervo con los investigadores Marjorie Hunt, folklorista y curadora del Smithsonian Institution de Washington, y K. David Harrison, lingüista, profesor de Swarthmore College, y colaborador con la National Geographic.
El lingüista David Harrison trabaja con John Agid y Hickey Willie, de la comunidad Matukar Panau en Papúa Nueva Guinea, para documentar su lengua.